La práctica deportiva en el siglo XXI se ha extendido a toda la población. En la actualidad, además de los deportistas federados, un gran número de deportistas amateurs se someten a altas dosis de entrenamiento incluso en edades avanzadas (Running, Triatlons, Maratones, Padel,...). Otras personas, realizan programas de ejercicio físico dirigidos con la finalidad de prevenir y tratar enfermedades como: hipertensión arterial, dislipemias, diabetes, ansiedad, depresión, obesidad, dolor de espalda y artrosis, entre otras. Incluso se desarrollan programas de ejercicio para la rehabilitación postinfarto agudo de miocárdio.
La valoración inicial y el seguimiento de los deportistas profesionales y amateurs, complementado con el asesoramiento dietético y técnico, permite prevenir a corto y largo plazo las complicaciones que se pueden derivar del tipo y dosis de ejercicio al que se someten. La medicina del deporte ayuda a controlar riesgos, prevenir accidentes y lesiones y controlar el desgaste de la práctica deportiva, sobre todo, a nivel cardiovascular y de aparato locomotor.
Cuando el ejercicio físico tiene una función preventiva o terapéutica específica (como es en el caso de la hipertensión arterial, dislipemias, diabetes, ansiedad, depresión, obesidad, artrosis, dolor de espalda, entre otras), la valoración inicial y la posterior prescripción del tipo y dosis de ejercicio con los controles pertinentes evita y favorece la consecución de los objetivos preventivos y terapéuticos.
Es importante una buena coordinación con Medicina de Familia, Medicina Interna, Cardiología, Traumatología, Reumatología, Podología y Fisioterapia.